Las habilidades que necesita quien lidera personas en los modelos actuales son muy diferentes a las que necesitaba un directivo hace unos años.
Hoy deben ser capaces de impulsar el desarrollo del talento, conectarles emocionalmente con la cultura corporativa y convertirlos en embajadores de la compañía. Junto a ello, deben crear y transformar, a la velocidad y ritmo adecuado, modelos de trabajo en los que los nuevos equipos logren alcanzar los mejores ratios de rendimiento.
En la era digital, la cultura, los procesos ágiles, la comunicación abierta y el aprendizaje permanente, constituyen la esencia de la gestión del talento y la dirección de personas. La tecnología está transformando la manera comunicar y de aprender y esto debe reflejarse en nuestros modelos organizativos.
El dinamismo de la transformación nos obliga a desarrollar modelos didácticos diferentes a los tradicionales. El profesional de hoy solicita nuevos enfoques y es mucho más exigente respecto al valor real que espera obtener del aprendizaje formal e informal vinculados a la cultura y al modelo de negocio de la empresa.
PARA ELLO, DEBEN SER CAPACES DE:
. Identificar los elementos claves de transformación del talento.
. Adaptarnos a las nuevas necesidades.
. Aplicar nuevas metodologías y planes de formación.
. Aportar valor a la empresa y sus colaboradores.
. Medir el impacto de la formación realizada.
Se hace indispensable entonces, ser más ágiles a la hora de facilitar el conocimiento necesario para el crecimiento de las personas en cuanto al desarrollo de su talento, y lograr así su compromiso total con la cultura corporativa y el proyecto empresarial.